Orden Inmaculada Concepción

No me habéis elegido vosotros a mí, sino yo a vosotros”

El sentido de nuestra vocación viene de la consagración de Jesucristo a nosotras (Jn 17, 26) Es nuestra respuesta. No somos las que nos consagramos primero, sino que es Cristo quien nos da su vida por medio de la consagración.

Esto significa aprender de su modo de vivir la realización de la propia vida y hacer presente su vida en nosotras. María nos muestra con su vida cómo la consagración se acredita en el servicio de la vida ordinaria. Por eso hemos de conocer a fondo las actitudes de María.

Nuestro modelo a imitar: Santa Beatriz de Silva: realizó su consagración con la mirada en María con sus rasgos específicos:

La Consagración a Dios dentro de la Iglesia y con la Iglesia, según el espíritu de la Inmaculada es:

Madre mía, ven a mi alma,

apodérate de ella

y dóname tu espíritu.