¡¡TE INVITAMOS A UNA NUEVA EXPERIENCIA!!

¡¡CONOCE NUESTRA VIDA!!

 

“El principal deber de la monja concepcionista, es la contemplación de las cosas divinas y la unión con Dios por a oración.” (CC.GG. n. 74)

Iluminada por ejemplo de Santa Beatriz, que ayudaba con su oración a la construcción de la ciudad terrena, la concepcionista es consciente que su oración es oración de la Iglesia, cuya fecundidad es misteriosamente eficaz. En compañía de María, se sitúa en medio del pueblo creyente, intercediendo por él.

La concepcionista tiene presente la promesa de Jesús: “Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, vendremos a El, y en él, haremos morada.” (Jn 14,23). La adoración al Señor en la Eucaristía, es una expresión visible del continuo diálogo con ÉL. El Pan de Vida destinado a ser comulgado, como verdadera comida que nos da vida, uniéndose totalmente a nuestra persona.

Es así, de clara y expresa la maravillosa realidad mística: El alma está habitada por Dios mismo, es su morada y su sede, y esto solo por la caridad. Se experimenta de manera singular en la Sagrada Eucaristía, donde el Señor se nos da en forma de pan y vino. No es posible reconocer este Pan vivo con los ojos corporales, sino solamente con los ojos del corazón, es decir con la mirada interior del amor y de la fe

Por la oración, realiza de un modo especial la comunión con Dios y con los hermanos Cuando ora, o canta salmos, está cristo orando al Padre por su boca, y ora en nombre de la Iglesia y en nombre de toda la humanidad. Con su oración presenta ante el Padre, los sufrimientos, los gozos y esperanzas de sus hermanos los hombres, a los que siempre tiene presentes en las entrañas de Cristo